Congreso
20 de octubre de 2023
Perspectivas sobre la innovación y tecnología en el contexto de la transición energética
Por: María José Rodriguez Riveros[1]
En el presente artículo, se abordarán de manera detallada las perspectivas que fueron objeto de análisis durante el vigésimo tercer Congreso de Derecho de la Energía, particularmente en lo que respecta al panel titulado “Innovación y Tecnología”. Este cónclave intelectual se erige como un espacio propicio para la reflexión profunda acerca de los avances logrados en el proceso de transición hacia la consecución de una matriz energética más sostenible, la cual se ve respaldada por la adopción de procesos y tecnologías de avanzada.
En esta cumbre, se acentuó la apremiante necesidad de comprender a fondo el impacto de las recientes legislaciones y proyectos enmarcados en la mencionada transición hacia una producción energética más sostenible. Se puso de relieve que las decisiones actuales, en el ámbito normativo y de inversión, repercutirán de manera determinante tanto a corto plazo como a largo plazo, enfatizando la imperatividad de aprovechar de manera óptima las herramientas y recursos a nuestra disposición para acometer exitosamente este proceso de transformación.
Uno de los pilares esenciales de esta estrategia reside en la adopción de un enfoque gradual, caracterizado por la adaptación progresiva de los procesos industriales preexistentes hacia una dirección más sustentable. A título ilustrativo, se enfatizó la trascendencia de diversificar el sector de la industria minera, reconociendo su papel estratégico en la configuración de la matriz energética del país. En lugar de abandonar por completo la explotación minera, se propuso un enfoque selectivo y prioritario hacia los minerales críticos para la transición, con el cobre como paradigma destacado. En este contexto, se resaltó el pronunciamiento del Banco Mundial, que identificó a Colombia como uno de los seis países con mayor potencial para la producción de cobre a nivel global.
En sintonía con estas premisas, se planteó una inquietud de índole laboral, que guarda relación con el abandono de las actividades extractivas en el marco de esta transición. Este desafío se vincula directamente con la preservación y transferencia del conocimiento técnico necesario para la extracción de hidrocarburos. En virtud de que la política gubernamental se orienta hacia el desarrollo de gas natural, hidrógeno, energía geotérmica, energía eólica y solar, se identificó la estrecha interconexión de los tres primeros con el acervo técnico relativo a la extracción de hidrocarburos. Por lo tanto, se acentuó la ineludible necesidad de respaldar a los profesionales que actualmente se desempeñan en el sector minero y petrolero.
Además de lo expuesto, se subrayó la importancia de abrazar una innovación integral en todas las empresas vinculadas a la industria minero-energética, orientándose decididamente hacia la circularidad y la sostenibilidad. Este cometido conlleva la implementación de maquinaria y sistemas de transporte de bajas emisiones, tales como vehículos eléctricos, de hidrógeno y biocombustibles, así como la tecnificación de la cadena de producción con miras a obtener un resultado libre de residuos. La innovación, en este contexto, se concibe como un enfoque holístico que engloba todas las facetas de la industria en su periplo hacia la sostenibilidad.
Una perspectiva fundamental para la innovación del sector reside en la necesidad de una regulación proactiva, y este aspecto fue abordado con fervor por todos los panelistas. A tal efecto, se presentaron ejemplos de mecanismos de política pública y regulación susceptibles de fomentar la innovación en diversas etapas de la cadena productiva. En el ámbito de la generación, se esbozó la posibilidad de otorgar subsidios gubernamentales para la implementación de nuevas tecnologías, como las plantas híbridas, con miras a modernizar el mercado mayorista. En la fase de transmisión, se esgrimió la urgente necesidad de mejorar la infraestructura de las redes eléctricas mediante la incorporación de dispositivos avanzados de control de flujo de potencia (PFC), concentradores sincrónicos o compensadores estáticos de VAR (SVC). En lo que respecta a la distribución, se planteó la modernización de las tarifas de distribución como un imperativo para la integración de Recursos Energéticos Distribuidos (DER), a pesar de su innegable relevancia económica, se arguyó que desde la perspectiva de la innovación es aún más perentorio. Asimismo, se postuló la habilitación, apertura y fomento del mercado de DER, además de la instauración del concepto de distribución de acceso abierto. Finalmente, en el ámbito de la comercialización, se propuso el desarrollo del marco tarifario como medio para fomentar la innovación y aprovechar la diversidad de consumidores que coexisten en el mercado, complementado con la aplicación del principio regulatorio de la “elección del consumidor”.
Un aspecto cardinal en el proceso de innovación radica en la cuestión del financiamiento, dado el elevado costo que conlleva. En este contexto, se plantea la financiación a través del capital de riesgo como una alternativa ampliamente difundida y eficaz a nivel global. A pesar de que, en Colombia, el número de empresas que adoptan este modelo es reducido en comparación con otras regiones de América Latina, se ha demostrado de manera concluyente a nivel internacional que constituye una estrategia eficaz y rentable. La promoción de esta modalidad de inversión no solo revitalizaría la economía, sino que también impulsaría la modernización del sector, facilitando la emergencia de nuevas empresas (startups) orientadas al desarrollo de un ecosistema especializado en tecnología energética (energytech).
En resumen, este proceso implica desafíos significativos en términos de legislación, adaptación industrial, y preservación de conocimientos técnicos esenciales, mientras demanda una regulación proactiva que fomente la innovación en todas las etapas de la cadena productiva, la búsqueda de una matriz energética sostenible requiere de un enfoque gradual y selectivo, donde la diversificación de la industria, la tecnificación, y la circularidad se erigen como pilares fundamentales. Además, es esencial reconocer la importancia de la regulación como catalizador de la innovación en este proceso.
La financiación a través del capital de riesgo se presenta como una estrategia efectiva para impulsar la modernización del sector y promover la emergencia de nuevas empresas dedicadas a la tecnología energética, en conjunto, estos aspectos abordados en el congreso representan un llamado a la acción, subrayando la necesidad apremiante de abrazar la innovación y la sostenibilidad en el sector energético. El compromiso de las partes interesadas, incluyendo gobiernos, empresas y profesionales, resulta crucial para avanzar hacia una producción de energía más sostenible, que responda a los desafíos ambientales y socioeconómicos de nuestro tiempo.
[1] Estudiante de tercer año de derecho de la Universidad Externado de Colombia y Monitora del Departamento de Derecho Minero Energético. Correo electrónico: maria.rodriguez93@est.uexternado.edu.co