Artículo
4 de febrero de 2025
Minería Marina en Colombia: Oportunidades y Desafíos en el Contexto Global
Por: María José Rodríguez Riveros[1]
La minería marina ha emergido como una industria prometedora debido a la creciente demanda de minerales estratégicos esenciales para el desarrollo tecnológico y la transición energética. Este tipo de minería, que implica la extracción de recursos minerales del fondo del océano, ha captado la atención de gobiernos y organismos internacionales por su capacidad para suplir la necesidad de materiales como cobalto, níquel, manganeso y cobre, fundamentales para la fabricación de baterías, paneles solares y dispositivos electrónicos. Para Colombia, con su vasta zona económica exclusiva (ZEE) en el Caribe y el Pacífico, la minería marina representa una oportunidad de desarrollo económico, tecnológico y estratégico. Según el Servicio Geológico Colombiano, estudios preliminares han identificado la presencia de recursos estratégicos en estas zonas, aunque la falta de infraestructura y normativas específicas sigue siendo una barrera significativa para avanzar en proyectos de minería marina a gran escala (SGC, 2022).
El atractivo económico de la minería marina radica en su capacidad para suplir la creciente escasez de minerales terrestres. Con el agotamiento progresivo de yacimientos en tierra firme, las profundidades oceánicas se perfilan como una alternativa viable para acceder a estos recursos críticos. En particular, los nódulos polimetálicos, las cortezas de cobalto y los sulfuros masivos son depósitos ricos en minerales que están en alta demanda (ISA, 2022). Según el Ministerio de Minas y Energía de Colombia (2023), la minería marina podría posicionarse como un motor de desarrollo económico en el país, generando ingresos por exportaciones, aumentando los empleos en sectores especializados y fomentando la innovación tecnológica.
El desarrollo tecnológico ha sido un pilar fundamental para la viabilidad de la minería marina. Las operaciones en el fondo oceánico requieren tecnologías de vanguardia, como vehículos autónomos submarinos, sistemas de perforación de alta precisión y técnicas avanzadas de monitoreo ambiental. Estas innovaciones no solo facilitan la extracción, sino que también minimizan algunos impactos negativos al permitir operaciones más controladas y específicas. Además, organismos internacionales como la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos han enfatizado que los avances tecnológicos derivados de la minería marina tienen aplicaciones más amplias en áreas como la robótica submarina, la exploración de recursos hídricos y la seguridad marítima (ISA, 2022).
Desde el punto de vista ambiental, la minería marina no está exenta de riesgos. Según la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (2022), la alteración de los ecosistemas marinos representa uno de los mayores desafíos. Las actividades de extracción pueden generar la dispersión de sedimentos, liberar metales pesados y afectar gravemente la biodiversidad. Estos ecosistemas, que son altamente sensibles y albergan especies únicas, podrían sufrir daños irreversibles si no se gestionan adecuadamente las operaciones mineras. Los arrecifes de coral, las praderas submarinas y las comunidades de fondo son particularmente vulnerables, ya que desempeñan roles cruciales en el equilibrio ecológico de los océanos.
Desde una perspectiva técnica y económica, los costos asociados con la minería marina son significativamente altos. La infraestructura necesaria, que incluye buques especializados, equipos de recolección y transporte, y sistemas de monitoreo, representa una inversión considerable. Según el Ministerio de Minas y Energía de Colombia (2023), la fluctuación en los precios de los minerales también genera incertidumbre económica, dificultando la recuperación de las inversiones iniciales y limitando la viabilidad de muchos proyectos.
En el ámbito legal, Colombia ha empezado a dar pasos hacia la regulación de la minería marina. El Capítulo XV del Código de Minas establece las bases generales para la exploración y explotación minera en los espacios marítimos bajo jurisdicción nacional, como el mar territorial, la plataforma continental y la zona económica exclusiva (Código de Minas de Colombia, 2001). Este marco legal establece que la minería marina en estos espacios debe ser regulada mediante contratos de concesión y con licencia ambiental previa, además de incluir la participación de la Dirección General Marítima (DIMAR) para la autorización de las actividades mineras.
A nivel internacional, la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (UNCLOS) y la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (ISA) regulan las actividades mineras en aguas internacionales. Sin embargo, aún existen vacíos significativos en la implementación de normativas que equilibren la explotación de recursos y la protección ambiental (ONU, 2021; ISA, 2022).
Un ejemplo reciente que ha generado gran impacto en la industria es la decisión de Noruega, uno de los líderes mundiales en derecho marítimo y gestión sostenible de recursos, de prohibir la minería submarina en sus aguas en 2023. Este país, que cuenta con una de las zonas económicas exclusivas más extensas de Europa, argumentó que los riesgos ambientales asociados a la minería en aguas profundas superan los posibles beneficios económicos. Según el Instituto de Investigación Marina de Noruega (2022), las actividades de extracción podrían causar alteraciones irreversibles en hábitats marinos únicos, con una recuperación ecológica que podría tardar siglos. Esta medida refuerza un enfoque precautorio y genera dudas sobre el futuro de la minería submarina, marcando un punto crítico en el debate sobre su sostenibilidad.
El liderazgo de Noruega y su influencia en los debates internacionales representan un precedente que países como Colombia deben observar. Mientras que Noruega optó por priorizar la protección ambiental, Colombia enfrenta el reto de equilibrar el desarrollo económico y la conservación de sus recursos marinos.
En conclusión, la minería marina representa una oportunidad única para acceder a recursos estratégicos esenciales para el desarrollo tecnológico y sostenible. Sin embargo, esta actividad debe abordarse con responsabilidad, considerando tanto los beneficios como los riesgos. Con un enfoque equilibrado que integre avances tecnológicos, políticas públicas robustas y compromisos ambientales, Colombia podría posicionarse como un líder regional en minería marina responsable y sostenible.
Referencias Bibliográficas
- Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (ISA). (2022). Annual Report: Progress on Marine Mining Regulation. Kingston: ISA.
- Código de Minas de Colombia (2001). Ley 685 de 2001. Bogotá: Congreso de la República.
- Instituto de Investigación Marina de Noruega. (2022). Evaluación del impacto de la minería submarina. Oslo: IMR.
- Ministerio de Minas y Energía de Colombia. (2023). Informe sobre exploración de recursos marinos en Colombia. Bogotá: MME.
- ONU. (2021). Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar. Nueva York: Naciones Unidas.
- Servicio Geológico Colombiano (SGC). (2022). Estudio preliminar sobre los recursos minerales del fondo marino en la zona económica exclusiva de Colombia. Bogotá: SGC.
[1] Estudiante de quinto año de derecho de la Universidad Externado de Colombia y monitora del Departamento de Derecho Minero Energético. Correo: maria.rodriguez93@est.uexternado.edu.co.