Artículo de opinión
26 de marzo de 2020
DOS DÍAS CLAVES
Por: Amylkar D. Acosta M[1]
Docente – investigador
Economista de la Universidad de Antioquia. Se ha desempeñado como ministro de Minas y Energía (2013-2014), senador de la República, concejal de Medellín, miembro de la Junta Directiva de Ecopetrol y de la Federación Nacional de Biocombustibles, de la cual fue fundador en el 2004. En su amplia experiencia profesional ha sido conferencista, escritor, docente y consultor en materias que tocan el espectro de sus especialidades.
DOS DÍAS CLAVES
“Los árboles no beben su propia agua; los
árboles no comen sus propios frutos”
Papa Francisco
Según el IDEAM la demanda de agua en Colombia es de 35.987 millones de metros cúbicos, que equivale a 28 veces el volumen de agua embalsada en la Represa de Betania en el Huila. El sector agrícola se destaca con el mayor consumo, participando con el 46.6% del consumo total, seguido por el sector eléctrico con el 21.5%, el pecuario con el 8.5% y el doméstico con el 8.2%. Las fuentes de agua en Colombia como en el resto del mundo están en alto riesgo a consecuencia del cambio climático, pero sobre todo por la avaricia y la insensatez de los depredadores, quienes deforestan y claro, a menos cantidad de árboles hay menos páramos, menos glaciares, menos lluvias, menos aguas de correntías y lógicamente se atenta contra los nacimientos, los acuíferos y las zonas de recarga hídrica.
Es de anotar que, según el Instituto Nacional de Salud, la mala calidad del aire y el agua es el principal factor de riesgo ambiental en Colombia y causan al menos 17.500 muertes anuales. Aunque los virólogos coinciden en que el cambio climático no tiene nada que ver con la aparición del coronavirus y la pandemia del COVID – 19, sí podemos enfrentarnos a nuevos virus o virus más virulentos hacia el futuro a consecuencia del mismo. Ello en razón que el cambio climático es el caldo de cultivo para virus y bacterias. Con razón afirma el Secretario General de las Naciones Unidas António Guterres que “el cambio climático es más mortal que el coronavirus”. Advertidos estamos!
21 DE MARZO DÍA MUNDIAL FORESTAL
En el año 1971 los estados miembros de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) acordaron celebrar el 21 de marzo de cada año el Día mundial forestal. Se trata de destacar y ponderar la importancia de los recursos forestales, los cuales contribuyen a la reproducción y desarrollo sostenible de todas las especies que habitan el globo terráqueo, incluido el ser humano. Tienen la virtud de capturar el CO2 que flota en el medioambiente y libera oxígeno a través de sus estomas, un proceso inverso al de los humanos que inhalan oxígeno y exhalan CO2.
Se estima por parte de la FAO que cada año más de 130.000 km² de bosques se pierden debido a la deforestación. En lo que va corrido de este año se han deforestado 1´132.383 hectáreas. El caso de Colombia es dramático: según la Contraloría General de la República, entre el 2010 y el 2017 se arrasaron 1´398.000 hectáreas de bosques y entre el 2014 y el 2018 720.000 hectáreas. En el último año se ha recrudecido aún más la deforestación por la acción depredadora de los acaparadores de tierra, la expansión de la ganadería extensiva, así como la siembra y resiembra de los cultivos de uso ilícito. La Amazonia, que es el pulmón del mundo, ha llevado la peor parte.
Y, lo que es peor, la deforestación viene acompañada de los incendios forestales provocados por manos criminales, concomitantemente con la polución del medioambiente, a tal punto que el Distrito capital se ha visto precisado a decretar de manera recurrente, una y otra vez, la alerta amarilla ambiental, con la consiguiente restricción de la circulación de vehículos, para mitigar sus deletéreos efectos sobre la salud humana.
22 DE MARZO DÍA MUNDIAL DEL AGUA
En 1992 la Asamblea general de las Naciones Unidas, mediante la Resolución A/Res/47/193 se consagró el 22 de marzo de cada año como el Día mundial del agua. Se busca sensibilizar a las autoridades y a la sociedad civil sobre la importancia de la gestión integral del recurso hídrico y su conservación. Debemos destacar el hecho que la misma Asamblea de las Naciones Unidas, mediante la Resolución 64/292 del 2010, reconoció el derecho humano al gua. Además el objetivo 6 de los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) se ocupa del agua limpia y el saneamiento.
Este año el lema escogido por las Naciones Unidas es Agua y desarrollo sostenible, muy en línea con los ODS. Se destacan entre sus objetivos lograr el acceso universal al agua potable, el saneamiento y la higiene, mejorar el uso y aprovechamiento de los recursos hídricos, una eficaz y eficiente gobernanza de los mismos, reducir las aguas residuales y aumentar la reutilización de las mismas, así como reducir los índices de morbimortalidad por causas asociadas al consumo de agua sin tratamiento. Según las Naciones Unidas 800 mil personas mueren cada año en el mundo por causas asociadas con la carencia del preciado líquido.
Colombia no es ajena a este drama. Al menos 6.2 millones de colombianos consumen agua no apta para el consumo humano. Sólo uno de cada tres municipios en Colombia suministra agua de buena calidad (¡!). Por ello no es extraño que el 71.6% de las muertes por enfermedad diarreica aguda, que afecta sobre todo a la primera infancia y a los adultos mayores, tiene como factor desencadenante la pésima calidad del agua que ingieren.
Vale la pena destacar que, por fin, después de muchas idas y venidas, vueltas y revueltas, después de 22 años de haberse expedido la Ley 99 de 1993 que creó el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible (MADS), se creó el Consejo Nacional del Agua (artículo 250 de la Ley 1753 de 2015). En medio de las falencias que acusa el país en este frente, este es un paso en la dirección correcta, pero ahora urge que se convoque y opere, más en las actuales circunstancias, en las cuales la disposición y disponibilidad de agua limpia es vital.
Bogotá, marzo 20 de 2020
www.amylkaracosta.net
[1]Miembro de Número de la ACCE